jueves, 8 de abril de 2010

Conoci a alguien mas gordo que yo y lo analice

Segun parece soy muy analitica
El es una persona muy habil, vino por unos dias para un importante trabajo, pero algo resalta más que su habilidad: pesa 120 kilos.
Lo primero que note en el es su dificultad para respirar y su cansancio extremo al subir las gradas, obvio le pasaria lo mismo a cualquiera que suba las gradas cargando un peso extra de 80 kilos.

Fuimos a almorzar, solidarizandome con el, me ocupe de reservar la mesa que tiene sillones para que este comodo y no exponerlo a pasar verguenza con las sillas normales.
Pidió ensalada, frutas, y un filete... de postre torta de chocolate
No me sorprende, practicamente yo comia lo mismo antes de decidir adelgazar

Pero lo sorprendente era la velocidad a la que comia, podria decir que comia con desesperación, podriamos compararlo con alguien perdido en el desierto que encuentra agua.

No puedo evitar pensar en los drogadictos, su actitud era la misma, es como si el fuese adicto a comer y como en toda adicción, quieres más y más cada vez.

Empieza a tener logica, por algun motivo desde que comes el primer bocado hasta que la sensación de hambre desaparece transcurre algo de 20 minutos... lo que hace la diferencia es todo lo que puedes comer en estos 20 minutos, obvio que a esta velocidad, comes más
Tambien me puse a analizar a una compañera de trabajo flaca, ella comia reee-lento, es más, nos engañaba, tomaba un pequeño bocado, luego se pasaba algo de 10 segundos "escarbando" el plato con el tenedor, asi al ver que su tenedor se movia, parecia que estaba comiendo a la velocidad normal, al final dejo la mitad del plato.

Conclusión: la velocidad a la que comemos hace una gran diferencia

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